sábado, 26 de junio de 2010

Eje 3: El Mundial como consecuencia de la globalización


Para el artículo número tres, analizaremos al fútbol como ejemplo de la globalización, con sus virtudes y defectos. Mantendremos como cuestión principal el mundial que transcurre en Sudáfrica para entender este fenómeno social, cultural, económico y político.
En principio, debemos entender que el fútbol, a pesar de ser el deporte más popular del mundo, se encuentra exento de contextos económicos y diferencias de clases sociales. Esta primera característica lo distancia de los Juegos Olímpicos, donde vemos que los países líderes en el medallero son los más industrializados y tienen niveles de desarrollo más elevados. Siguiendo con este contraste, cinco de los dieciocho campeonatos mundiales (sin contar el que está transcurriendo en el continente africano) han sido conquistados por Brasil, un país considerado de Tercer Mundo que integra el Mercosur (Mercado Común del Sur). Sin embargo, los jóvenes talentos que surgen desde países en vías de desarrollo son rápidamente contratados por grandes clubes de España, Italia, entre otros.
Como explica Aldo Ferner, el fútbol refleja el carácter global del mundo contemporáneo, y a su vez, ha estado poderosamente influenciado por las comunicaciones y las transmisiones de imágenes en tiempo real, surgidas en el siglo XX. Comunicaciones que también adquirieron un concepto global, es decir, fueron adoptando transformaciones con el transcurso del tiempo. Modificaron su percepción espacio-temporal. En este sentido, los medios y las industrias culturales permitieron que los contenidos y valores simbólicos alcanzaran movimientos de carácter transnacional. Como explica Daniel Mato, a través de esas tendencias se generan representaciones de idea de sociedad civil. En estos procesos es posible observar una variedad de actores globales que participan en espacios de intercambios y aprendizajes. En síntesis, la globalización pone de manifiesto las expresiones simbólico-culturales en las prácticas sociales, que se dan en un marco político, económico y cultural. La alteración de ese contexto afecta directamente en esas prácticas.
Si hablamos de intercambio de material simbólico, debemos tener en cuenta el progreso que ha tenido Internet en los últimos años. Jugadores, entrenadores, periodistas y espectadores describen desde su cuenta en Facebook, Twitter, cada detalle, cada nueva experiencia en tierras sudafricanas, no sólo vinculadas al evento deportivo, sino también a los distintos paisajes naturales.
Rosalía Wiocur se refiere a la nueva herramienta como artefacto cultural, donde se desarrollan nuevas competencias y habilidades, pero particularmente nuevas experiencias de interacción social. Aquí, las redes sociales, con la influencia del Mundial, se han potenciado para producir ese intercambio y desarrollar nuevas experiencias. Hay un factor a destacar que es fundamental para entender el impacto de Internet: los jóvenes que utilizan de forma frecuente esta tecnología mediática prácticamente han crecido junto a ella. En este crecimiento también influyen otros agentes culturales, como la familia, la escuela, los pares y los medios.
Retomando a la globalización del fútbol, los grandes clubes europeos han intentado (de manera exitosa) expandirse a nivel mundial. La contratación de jugadores extranjeros para explotarlos como figuras mediáticas (el Real Madrid mantiene esta política hace algunos años) y las empresas que se presentan como propietarias de las instituciones de las instituciones deportivas son una clara muestra del impacto de este fenómeno. Dadan Narval sostiene que la globalización ha modificado considerablemente la identidad de los clubes, pasando de una época identitaria del fútbol a una globalización del mismo marcada por las necesidades del mercado. En este concepto podemos poner como ejemplo al Manchester United de Inglaterra, que se insertó en Asia para promover sus productos y generar una fuente de ingresos. Así, las instituciones de mayor jerarquía perdieron sus identidades particulares y promovieron beneficios estrictamente económicos, mientras que las más pequeñas se vieron perjudicadas y gran parte de ellas han desaparecido.

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